Convivir y no prohibir III

CONVIVENCIA Y RESPETO

 

 

Paquito era un niño diferente a los demás, a los demás niños de su edad, nunca jugaba con nosotros, solo daba vueltas y más vueltas con su inseparable bici y así, un día tras otro. “Él es diferente” me decían mis padres, y yo no entendía, eran mis años de niñez.

La vida pasó y yo me “olvidé” de Paquito.

Ahora Paquito está honrado de canas, pero ya sus juegos no transitan por la calle, lo hace con su inseparable perro en el pasillo de su casa, bajo la atenta mirada de su ya anciana madre. “Desde que éste empezó a formar parte de su vida, Paquito se “relaciona” con los demás de forma diferente, mejor”, me comentaba un día su madre.

Paquito es autista. Y para Paquito su perro es su vida.

En este país los humanos abandonamos un animal doméstico cada cuatro minutos.

“Es por su mudez que el perro se convierte en un ser tan precioso para cualquiera, con él estamos en paz, en el lugar donde las palabras no realizan sus trucos de tortura…” John Galswarthy

Las circunstancias y avatares que depara la vida, me llevaron a encontrarme de nuevo con Paquito. Bueno, yo diría que con numerosos ‘Paquitos’. Empecé a vivir sus circunstancias y a adentrarme, cuando ellos decidían, en su particular y enriquecedora vida. Y conocí la Equinoterapia, una actividad de rehabilitación y recreación que realizan estos niños, para mejorar sus habilidades motoras.

En este país nuestro, de toros y pandereta, se pueden contar por miles los casos de maltrato y abandono que sufren los equinos. Caballos y burros son utilizados y vejados cada día, ya sea en sus propias cuadras, en fiestas populares o en el ámbito “deportivo”. Más de 500 personas fueron detenidas el pasado año por maltrato animal; ninguna ingresó en prisión.

Y la delfinoterapia, indicada en el tratamiento de muchos trastornos infantiles: autismo, síndrome de Down, parálisis cerebral.

 Los científicos afirman que los delfines y ballenas tienen familias,  grupos de amigos, costumbres sociales, lenguaje. Los que nos  llamamos ‘humanos’, encerramos a los delfines en mini piscinas  de por vida.

   En nuestra cultura, históricamente, se le ha dado al animal un    carácter utilitarista, de trabajo, de protección, de caza, de comida,  de vestimenta… y si se dejan de tener esos intereses se prescinde de él.

Estas personas “especiales”, estos niños autistas que habitan en cualquier lugar o rincón de este país, en un pueblo como el nuestro, Olías, siguen esperando -o desesperando – a que se dediquen más recursos a ellos, en vez de dedicarlo a fomentar ‘fiestas’ en las que el maltrato animal es el protagonista y que solo beneficia a unos cuantos, pero que pagamos todos.

Continuamente me reafirmo: nunca he conocido a un animal con el corazón más cruel que el animal humano.

Diferentes y diversos estudios señalan que las terapias con música son beneficiosas para el desarrollo de las habilidades de niños con discapacidad intelectual.

Los beneficios, no discutidos por absolutamente nadie, que aportan todos los “animales” y muy especialmente los que conviven con los hombres, son altamente calificables, hasta el punto de llevar al que los recibe a un punto tal de “ normalidad” que la ciencia estudia para descubrir el porqué de tales efectos.

Los diferentes gobiernos que han existido en España se han negado rotundamente a legislar una ley estatal de bienestar animal, no se legisla en contra de realizar corridas de toros para “beneficio” de estos niños autistas.

Preguntémonos el porqué.

¡Crueles e hipócritas “humanos”!

Paquito nunca recibió ayuda de su Ayuntamiento, hoy en día la mayoría de los mismos dedican cantidades ínfimas para sus vecinos con estos “problemas”.

 “Todos los niños tienen un talento; solo hay que saber abrir la puerta para que lo saquen”. Cesar Bona

 ¡¡Una vida digna para los animales es posible!!: Lo conseguiremos, seguiremos luchando por ello Willy.

A mimir.

Manu y Willy